El jugador Bernd Schneider vive, tras colgar las botas, en su ciudad natal, Jena.
En aquel entonces, cuando todavía existía la RDA, el FC Carl Zeiss Jena es un gran equipo. Tres títulos de liga (1963/1968 y 1970) y cuatro finales ganadas en la Copa. Además lograron victorias importantes frente a la Roma, el Valencia, el Newport y el Lisboa, hasta llegar a la final de la Copa de Europa, que el 13 de mayo de 1981 perdieron frente al Dynamo Tiflis por 1-2. Un considerable palmarés, aunque ahora el equipo pase desde hace unos años por altibajos.
Además, la ciudad de Jena se ha hecho famosa en el fútbol, por una regla muy peculiar. La así llamada “regla de Jena“ con fecha de 1896, que inidicaba que había que dejar el campo libre de árboles y arbustos. ¿Pero qué regla es esta? Pues bien, hay que saber que en aquel entonces, los campos se encontraban en una zona que a menudo era inundada por el río Saale.
Claro que nadie podía saber, que el Jena se convertiría en un equipo que nada, ni árboles ni arbustos, les iban a parar de camino hacia la porertía rival. Bernd Schneider es, a pesar de contar también con grandes jugadores como Robert Enke,Perry Bräutigam o Peter Ducke, el jugador más conocido de la región. Con su clase y su estilo, regateaba a casi cualquiera que se le pusiera delante. Su apodo “Schnix“ no es casualidad tampoco. “Schnix“ viene del verbo alemán “schnixeln“, que significa algo así como regatear. “Schnix es el único futbolista alemán que podría jugar en la Selecao“, dijo una vez su compañero en el Leverkusen, Juan.
Durante 15 años, Bernd Schneider jugó al fútbol desde las categorías inferiores hasta el fútbol profesional en su ciudad natal, Jena. Después decidió explorar el mundo ahí afuera. La primera temporada la realizó en el Eintracht Frankfurt. Enseguida vieron su gran talento. Después comenzaron sus mejores 10 años, en el Bayer Leverkusen. En abril de 2008 se lesiono muy gravemente en la espalda en un encuentro frente al San Petersburgo. En 2009 esta lesión obliga a Schneider a abandonar el fútbol profesional. El 10 de mayo de 2010 celebra su partido de despedida con una gran fiesta en el BayArena. Las palabras de Schneider tras el partido: “En Leverkusen he sido feliz. Durante todos estos años, los seguidores me han demostrado su cariño y su apoyo. Esto es muy importante para mi, porque sé qué es lo que les importa y cómo piensan, dado que antes yo también iba a todos los partidos fuera de casa a animar al equipo y me alegraba si los jugadores se acercaban a decir ‘Hola‘“.
Casi siete años hace ya que pasó esta maravillosa noche, pero para muchos hinchas del Bayer es como si hubiese sido ayer. El nombre Schneider es sinónimo para espectáculo de fútbol en el Bayer. Jugó partidos como contra el Manchester United, el Liverpool, Istambul, La Coruña, Lyon, Barcelona y, por supuesto, la final en Glasgow frente al Real Madrid. Y no nos olvidemos tampoco de todos los demás grandes nombres del equipo que hacían temblar Europa: Ballack, Zé Roberto, Bastürk, Placente, Lucio, Ramelow, Kirsten, Neuville – y en medio “Schnix“ Schneider, el chico de Jena. “Éramos el pueblo galo, y Callmund era nuestro Obélix“, recuerda Schneider.
Bernd ya se ha vuelto a Jena a vivir. A casa. Junto con la madre de sus dos hijos. Desde un principio su idea siempre fue volver a casa. Aquí está su familia, sus amigos y la gente del equipo en donde comenzó todo. Se siente cómodo aquí. Schneider es Jena 100%. Aquí no solo es un estrella del fútbol, también es uno de ellos, un chico nacido en Jena. “Vivimos en una ciudad muy bonita y floreciente. Nuestros montes no se pueden comparar con los alpes, pero crean una imágen muy bonita“, dice. Y el número de parados no es muy alto. Esto es algo que es muy importante para el.
Un pequeño detalle en uno de los partidos de la seleccon alemana muestra lo unido que está a su ciudad. El el primer partido del mundial, el 12 de junio de 2006, Bernd Schneider llevaba el brazalete de capitán, dado que Michael Ballack estaba lesionado. Y el brazalete lucía los colores azul, amarillo y blanco. Los colores del Carl Zeiss Jena.
Con Schneider se puede hablar de todo. Pero en todo momento la conversación termina en fútbol. “Espero que pronto se construya un estadio nuevo“, desea. El estadio del Jena ya no es lo que era. Los años no han pasado desapercibidos. El equipo ha logrado ascender a la tercera división. Bernd ha estado viendo todos los partidos, pero quiere que el equipo de siguiente paso. “Espero que los planes ahora sean más concretos y que se puedan aplicar“.
Tras su partido de despedida, a Schneider le costó dejar todo atrás. Y no es de extrañar, viendo lo mucho que le quiere la gente en Leverkusen. Pero sin duda, el mayor elogio se lo hizo el comentarista Marcel Reif: “No ha dado muchas alegrías en el campo con su forma de jugar al fútbol y liderando al equipo. Bernd Schneider, siempre me ha gustado y le deseo todo lo mejor“.
Bernd Schneider trabaja ahora en una agencia, aconsejando a futbolistas. Trabaja con jóvenes talentos a los que les transmite su experiencia: “Se trata de dar el siguiente paso y que debe ser el paso correcto“.
La espalda aguanta, los dolores no ha ido a más. Su estado de salud le permite hacer deporte de forma regular. ¡Muy importante! Claro que también sigue jugando al fútbol con amigos. Por lo menos dos veces a la semana tiene que jugar al fútbol. Además juega a menudo en equipos de exjugadores, mayoritariamente para torneos benéficos. Además juega a menudo al Badminton: “Hay que moverse mucho en este deporte para aguantar“. También le gusta montar en bici por el monte y hace dos años descubrió el golf. “En el fútbol puedes echarle la culpa a los zapatos o a la lluvia si no te sale un pase. Eso aquí no te sirve. Es increíble lo mucho que me aporta el golf. Lo llego a saber antes y hubiese comenzado mucho antes“. Tampoco es que sea tarde, Schneider todavía tiene 43 años.
“Schnix“ es jugador de honorífico del Werkself, una tarea con trasfondo simbólico. Un título que solo se recibe si se cumplen ciertos requisitos. Schneider es el cuarto al que se le otorga este título, junto a Ulf Kirsten, Carsten Ramelow y Simon Rolfes. Schneider jugó 296 partidos con el Leverkusen y está muy unido a los seguidores. Nunca se olvidará Bernd Schneider de cómo le recibieron los seguidores en el campo, después de su tragedia el 16 de mayo de 2009 en San Petersburgo. En el partido en casa frente al Borussia Mönchengladbach, volvió a pisar el césped y jugó los últimos 13 minutos. El recuerdo de ese partido no se le olidará nunca: “Ningún médico pensó que volvería a jugar. Loque viví ese día no puedo casi describirlo. Simplemente fue fantástico, único. Cuando salté al campo se me pusieron los pelos de punta. Cómo me animaban y coreaban mi nombre en esos minutos, fue uno de los momentos más emotivos de mi carrera. Nunca se me olvidará“.
Schneider cree que el equipo actual puede llegar muy lejos en la temporada 2017/18. “Hay mucha calidad en la plantilla. El técnico Heiko Herrlich ha hecho un buen trabajo en Regensburg. Si nuestro equipo actúa como tal, puede que incluso terminen la temporada en puestos internacionales“.
Schneider sigue muy de cerca al Werkself. Siempre que puede, no se pierde ningún partido del Werkself o de la selección alemana con la que jugó 81 partidos y comenta los partidos en su página web. Y siempre y cuando se puede lo ve desde el estadio. Siempre se para para dar autógrafos o sacarse selfies con la gente. Schneider nació el 17 de noviembre y su signo zodíaco es escorpión. El color preferido de los escorpiones es el negro y el rojo. ¿Casualidad? No lo creemos.
Sí quiero ver videos.
No obstante hay una tarea en casa que es más complicada de lo que pensaba: “Mi hija y mi hijo son hinchas del Bayern de Múnich. Todavía no he podido convencerles al cien por cien de que el Leverkusen es mejor. Pero no pierdo la esperanza. Ahora, por lo menos, ya siguen al Leverkusen“.
Schneider espera que el acutal Werkself le ayude con su buen juega a convencer a sus hijos.
Hermann-Josef Weskamp